-Increible!
+¿Qué cosa?
-¿No ha visto? El milagro, él ya no tiene lepra.
+Si, ella es muy buena.
-¿Por qué se está burlando?
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*buscando a la mujer*
+Disculpe. ¿Me permite una palabra?
-¿Qué quiere que haga? Estoy muy cansada.
+Yo también. Vengo de San Gerónimo y lo hice caminando. Agujeros, charcos, no se imagina las condiciones de las calles. ¿Podría quitarme los zapatos?
-¿Qué cosa?
+No, decía si sería tan amable de darme una mano.
-¿Cómo se atreve usted, señor? Yo soy la sierva de Dios, no la sierva suya.
+Yo solo quería saber eso.