martes, 17 de septiembre de 2013

Hoy mis señores son los leprosos.

Fui trovador, me llamaban Francisco,
cantaba alegre en las noches de Asís,
mas ya no quiero cantar a Rolando,
ni las proezas del gran Amadís.

Fui decubriendo un camino distinto,
surgió en mi alma un vacío total,
no quiero amores que pasan y mueren,
hoy sólo canto a mi Rey inmortal.


Yo quiero ser evangelio viviente,
abandonarme en tus brazos, Señor,
ser como un niño que juega o se duerme
mientras su Padre lo envuelve en su amor


Vestía trajes lujosos de seda,
lucía al cinto un precioso puñal,
hoy mis señores son esos leprosos
y mi vestido este pobre sayal.


Cambié tesoros por Dama Pobreza,
placer y honores por la santidad,

y soy feliz como nunca lo he sido.
Dios es mi gozo, mi felicidad.