miércoles, 22 de mayo de 2013

La conciencia.



Cito: “En lo más profundo de su conciencia descubre el hombre la existencia de una ley que él no se dicta a sí mismo, pero a la cual debe obedecer […]”  No hay dudas que la conciencia es una ley. Es una ley que cuando hay algo fuera de lugar, algo que no concuerda, nos hace una llamada de alarma. Ya sé que en este texto del Concilio Vaticano II, se habla de la conciencia como una alarma que proviene de la voz del Amor. No voy a poner en ningún momento en duda, que Dios es quien escribió esa ley… pero ¿Y aquellos que no conocen/escuchan Su voz?

No considero que todos tengamos la misma sensibilidad de nuestra propia conciencia, ni la misma moral, ni los mismos ideales. No creo que la única conciencia válida, o verdadera sea la conciencia que busca el bien. Porque entonces, todos aquellos que hacen mal en el mundo ¿No tendrían conciencia? Todos, cuando hacemos algo malo ¿Perdemos la conciencia, es algo intermitente? Pero ojo, no estoy diciendo que Dios quiera el mal… de ninguna manera.
Cito: “Predominio de la recta conciencia.” La conciencia necesita ejercitarse, necesita dominarse. Es como cuando un atleta se entrena para una carrera, y cuanto más corre, más resistencia tiene. Pero no es posible, que gane el triple de resistencia en un solo día. El cuerpo no respondería positivamente, y probablemente no ganaría nada. Si hablamos de Dios, ya es indudable que no es cualquier alarma, y que por eso no todos tenemos por qué saber escucharla y tampoco dejar (ya que Dios nos hace libres) que la misma suene en nuestro corazón. Entonces, la conciencia se va afinando, es cada vez mejor a lo largo de los años, si aprendemos a percibir la Voz de alarma, la voz que es “recta”. Lo puedo dejar como que, cada uno, tiene su nivel de conciencia.

Moro, en un momento de la película, dice que iría al infierno si siguiera una conciencia que no es la suya. En este momento me hago la pregunta de ¿Por qué Moro no hizo nada para que el Rey cambiara su pensamiento, si estaba equivocado? Y esto me hace acordar al Rey, convencido de que su matrimonio no era válido (ese es su nivel de conciencia, esa es su moral), pidiéndole a Moro que cediera a estar a favor de ello.
Cito: “[...]En el que éste se siente a solas con Dios, cuya voz resuena en el recinto más íntimo de aquélla” ¿No es algo, también, único en cada uno? A ver, en la vida del Hombre siempre hay otros que nos influencian, que nos dan su testimonio, y que en ejemplo transmiten una vida en presencia de una conciencia que desea el bien. Pero en lo más íntimo, en lo secreto, el discernimiento de nuestra conciencia, es personal para y con Dios. Y digo, más allá de que Dios a todos nos pida el bien, ¿el bien, no nos llega a todos de distintas maneras? ¡Todos tenemos vidas diferentes, todos tenemos dones diferentes!

Acá abro dos caminos: La conciencia de Moro, y la conciencia del Rey. Y pensar que los dos pertenecían a la misma Iglesia…
¡Me es inevitable, no pensar en Dios, cuando veo al Rey! Incluso más que cuando veo a Moro (sí sí, ya se que es él, el que muere por seguir su buena conciencia).  Cito: “La conciencia es el núcleo más secreto y el sagrario del hombre, en el que éste se siente a solas con Dios […]” ¿Cómo será el interior del Rey? ¿Qué tan distorsionada estará Esa alarma, tapada por los ideales equivocados? Hablando de conciencias, mi conciencia va directamente a pensar, en qué terrible es la falta de Dios en la conciencia. La conciencia nos guía para tomar decisiones.
Pero hay que ser justos. Así como no es correcto para Moro, no respetar su conciencia, ¿por qué no debería serlo para el Rey? Otra cosa, es hablar de si escucha la Voz que le dice que “debe amar y practicar el bien y que debe evitar el mal”.

Cito: “La fidelidad a esta conciencia une a los cristianos con los demás hombres para buscar la verdad y resolver con acierto los numerosos problemas morales que se presentan al individuo y a la sociedad.“ ¿Entonces, no es una búsqueda? ¿Ante Dios, hacer el bien, no debe ser un acto sincero?  Los problemas, el “ciego capricho”, el pecado, existen. Hay que resolverlos.

Al fin y al cabo, más allá de que el Rey no haya entrenado mucho su conciencia… (gracias a Dios hay misericordia), siempre se mostró muy fiel a lo que consideraba “correcto”, o más bien su objetivo. Cito: “No rara vez, sin embargo, ocurre que yerra la conciencia por ignorancia invencible.“ En lo personal, la convicción y fidelidad hacia sus ideas las tiene, lo que está fallando es en su oído, que escucha alarmas falsas.-