Por alguna razón, ya paso un tiempo, en el cual, no veía a nadie que me dejara sin palabras.
Alguien que con solo verlo, me explotaran los nervios, y el corazón. Porque no hay que confundir, atracción, con "mariposas en el estómago"...
Y bueno, por más que se intente algo, mil veces, si no es con el corazón, de alguna manera u otra, se termina. Nos desengañamos, nos aburrimos, hay algo que no encaja, algo que no va.
Y a eso, también, si soy honesta, le puedo agregar que mi orgullo y prejuicio, junto con mi gran habilidad de volverme terca y parca... puede llegar a envolver mi corazón hasta dejarlo fuera de alcance.
Pero no por eso me declaro una hermitaña, sino que no espero sorprenderme fácil. No quiero que el cariño se vuelva, incluso, algo corriente.
¿Exigente? No, de ninguna manera. Solamente que no quiero llegar a enloquecer, ni menos entusiasmarme, por una cara bonita, o por lindas promesas.
Vuelvo a la idea del principio, quedarse sin palabras. Levantar la mirada, y darse cuenta que de alguna manera, esa persona se hizo agradable a nuestros ojos. Sin saber, delatarse a uno mismo, comentando un nombre nuevo, de alguien, que hacemos ver muy convincente. Estar al pendiente de todo, el triple. Empezar a escribir, escribir, escribir y más escribir. Estar embrujado, de tal manera, de no ser conciente de todo lo anterior.
Solo un corazón sincero, uno que tenga algo diferente, uno sensato, de sentimientos calidos, un corazón que, me deje sin palabras... puede sacar afuera a mi corazón tan bien guardado. Mi corazón, el que escapa de cualquier similitud a lo que parece, pero de manera muy dudosa e inconcreta, ser real.
Y bueno, tal vez un alma joven, no puede decir que es real y que no... pero si puedo elegir, entre lo pasajero, y lo tenaz.
nand