Y pienso... que si no existes yo me muero, en mi cabeza vive un sueño, y se ha hecho realidad. Y quiero... contarle al mundo entero, que tu vida es lo que quiero, y que tu eres mi mitad.
Me quiero morir, si veo tristeza en tu sonrisa de niño...
Dependo de ti, si estás mal puede que nunca sonria.
Y voy, a darte mi alma y mi verdad... repuse heridas sin pensar... que tu eres la suerte de mi vida. Y voy, a mirarte, a morirme y a luchar, vibrar de alegria y quererte a más... que tu eres la suerte de mi vida.
lunes, 21 de abril de 2014
domingo, 20 de abril de 2014
Rom 6, 3-11
Hermanos: ¿No saben ustedes que todos los que fuimos bautizados en
Cristo Jesús, nos hemos sumergido en su muerte? Por el bautismo fuimos
sepultados con él en la muerte, para que así como Cristo resucitó por la
gloria del Padre, también nosotros llevemos una Vida nueva. Porque si
nos hemos identificado con Cristo por una muerte semejante a la suya,
también nos identificaremos con él en la resurrección. Comprendámoslo:
nuestro hombre viejo ha sido crucificado con él, para que fuera
destruido este cuerpo de pecado, y así dejáramos de ser esclavos del
pecado. Porque el que está muerto, no debe nada al pecado. Pero si hemos
muerto con Cristo, creemos que también viviremos con él. Sabemos que
Cristo, después de resucitar, no muere más, porque la muerte ya no tiene
poder sobre él. Al morir, él murió al pecado, una vez por todas; y
ahora que vive, vive para Dios. Así también ustedes, considérense
muertos al pecado y vivos para Dios en Cristo Jesús.
miércoles, 9 de abril de 2014
Qué tengo yo, que mi amistad procuras.
¿Qué tengo yo, que mi amistad
procuras?
¿Qué interés se te sigue, Jesús mío,
que a mi puerta, cubierto de rocío,
pasas las noches del invierno oscuras?
¿Qué interés se te sigue, Jesús mío,
que a mi puerta, cubierto de rocío,
pasas las noches del invierno oscuras?
pues no te abrí! ¡Qué extraño desvarío,
si de mi ingratitud el hielo frío
secó las llagas de tus plantas puras!
¡Cuántas veces el ángel me decía:
«Alma, asómate ahora a la ventana,
verás con cuánto amor llamar porfía»!
¡Y cuántas, hermosura soberana,
«Mañana le abriremos», respondía,
para lo mismo responder mañana!
viernes, 4 de abril de 2014
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