lunes, 23 de diciembre de 2013

Estate pronto, mi buen José

Todo marchaba normal, pronto me iba a casar,
la gente estaba toda invitada.
Cómo yo iba a pensar que todo iba a cambiar
y Dios un día me hablo en voz alta.

Estate pronto mi buen José, preparate ya para correr
mi gran tesoro yo te daré.
Lleva a María a tu humilde hogar,
haz una cuna para acostar, al Niño Dios que te salvará.

En poco menos de un mes, la cuna yo terminé
pero el Niño no podría usarla.
Había que ir a Belén, el viejo pueblo del rey
donde el Mesías debía nacer...

Estate pronto mi buen José,                 
el nuevo sol ya se puede ver,
tú eres la tierra de este amanecer,
no te preocupe la desnudez,
de incertidumbre vive la fé,
busca un pesebre y ahí quédate.

Cuando el pesebre encontré dije "aquí debe ser",
este es el sitio para mi Rey.
En la probreza nació, y así habrá de crecer.
Volvamos pronto a Nazaret.

Estate pronto mi buen José, otra vez listo para correr
pues mi tesoro has de proteger.
Un falso rey lo quiere matar, debes tu patria abandonar,
cuando yo te diga volverás.

Himno

Te diré mi amor, Rey mío,
en la quietud de la tarde,
cuando se cierran los ojos
y los corazones se abren.

Te diré mi amor, Rey mío,
con una mirada suave,
te lo diré contemplando
tu cuerpo que en pajas yace.

Te diré mi amor, Rey mío,
adorándote en la carne,
te lo diré con mis besos,
quizá con gotas de sangre.

Te diré mi amor, Rey mío,
con los hombres y los ángeles,
con el aliento del cielo
que espiran los animales.

Te diré mi amor, Rey mío,
con el amor de tu Madre,
con los labios de tu Esposa
y con la fe de tus mártires.

Te diré mi amor, Rey mío,
¡oh Dios del amor más grande!
¡Bendito en la Trinidad,
que has venido a nuestro valle! Amén.